Trattoria Mamma Lola - San Isidro
Desde pastas selectas, pizzas que no encontrarás en otro lugar y ensaladas italianas auténticas, la Trattoria Mama Lola cuativa a cualquier paladar que le fascine la comida italiana. Los platos que no te puedes perder son Gnocchis con Champiñones y Tocineta, el Carpaccio de Lomo y el Ossobuco de la Casa con Risotto, su plato estrella. Encuéntralos en el centro empresarial de San Isidro
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Mozzarella, tomate, albahaca ya ceite extra virgen .
Piña, durazno, salsa de tomate, jamón inglés y mozzarella.
Cocido típico Italiano con legumbres, carne de res, albahaca, zanahoria, frejoles y pasta canuto.
Pollo a la juliana, espárragos verdes frescos, cebolla blanca caramelizada.
Mamma Lola es una trattoria italiana que se caracteriza por ofrecer productos artesanales, hechos en casa. Cuenta con una carta muy variada donde la pasta se mezcla muy bien con carnes, pollo y pescado. Cuenta con una carta de vinos muy surtida.
Un lugar agradable, cómodo, y con muy buena ubicación en el centro empresarial de Sam Isidro. Excelente trato del personal en la atención a los clientes, muy serviciales.
Todo estaba muy agradable, el ambiente es muy bonito, el personal fue muy atento y siempre prestos a nosotros para atendernos. La comida estuvo muy rica, comimos pizza y estaba deliciosa.
Demoraron en servir y llegó frío mi ossobuco y por falta de tiempo no pedí que me lo calentaran.
pizza muy buena, recomendado
Recomiendo ir en domingo. Tiene una linda terraza frente a un parque y no hay tráfico.
Buena comida, pero el postre si que estuvo rico.
Buen sabor, que no demoren en servir los platos. gracias
Muy cumplidos con la hora y ricas las pizzas. Las 4 estrellas es porqué la masa no estaba totalmente cocida, igual nos la comimos. Recalentadas ya fue otra cosa:)
No hay una buena relación de calidad-precio. El restaurante de Miraflores estrecho y le falta una mejor ventilación en las zonas profundas. No lo recomiendo en días calurosos. Por otro lado, pese a que los camareros nos atendieron bien al inicio, tras un accidente en el que derramé un vaso sobre mi mesa, su actitud cambió notoriamente. Vino uno a cambiar el mantel de papel mojado y nos pidio colaborar con levantar todas las cosas, pero ya estábamos en eso, con las dos manos ocupadas, además de algo avergonzado. Hubiera sido bueno que otro camarero más se acercase a ayudar. Desde ahí hasta el momento de retirarnos, notamos como todo el personal se volvió sumamente frío con nosotros y algunos no nos quitaron la mala cara.
